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Una vez terminado el colegio y antes de comenzar la universidad, tuve la oportunidad de viajar a Inglaterra y permanecer ahí durante un año trabajando en un colegio privado, llamado “Prior’s Field School”. Era un colegio solo para chicas y además era internado. 

 

Conviví con otras chicas de Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Las 4 teníamos que cumplir distintas funciones durante el día, en el colegio, y en la tarde, en la “casa”. Por mi parte, durante el día ayudé en ciertas funciones administrativas en distintos departamentos y durante un tiempo fui asistente de una chica que sufría de enanismo por lo que se le dificultaba transportar sus cosas de un lugar a otro. 

 

En la tarde, cuando terminaban las clases, mi deber era compartir tiempo con las niñas, de 11 a 16 años aproximadamente, y mi responsabilidad consistía en que ellas se comportaran adecuada y respetuosamente con las otras, que hicieran sus deberes, que mantuvieran ordenado su cuarto, que se divirtieran, que no hubiera conflictos ni peleas, entre otras cosas. 

 

En mi tiempo libre, en determinadas ocasiones, pude trabajar como babysiter de los hijos de mis jefes. 

 

Fue una experiencia que me sumergió en una cultura distinta y me enseñó a convivir con ella. Ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida porque aprendí a desenvolverme sola, me pude conocer y descubrir quien soy, ya que en un lugar en donde nadie te conoce, es posible empezar de cero y encontrarse, hice nuevas amistades que durarán de por vida, conocí nuevos lugares y, sobre todo, maduré un montón.

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