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El Centro de Orientación Juvenil “Virgilio Guerrero” alberga chicos que tienen entre 10 y 18 años, y que han sido privados de su libertad por distintas razones y que, por ser menores de edad, no pueden permanecer encerrados en una cárcel.
El proyecto llevado a cabo consistía en enseñar a los chicos a redactar crónicas, las cuales podían ser personales o ajenas. Después de evaluar el nivel de escritura, ortografía y redacción de cada uno, los dividimos en grupos e impartimos clases personalizadas.
El proyecto duró únicamente 4 meses pues, al ser delincuentes, organizaron un motín y a partir de ese entonces, los encargados del manejo del centro prefirieron que no fuéramos más, por cuestiones de seguridad.
Fue una experiencia que me introdujo en una realidad hasta entonces completamente distinta y ajena a la que yo había vivdo siempre. Esos chicos habían vivido experiencias inimaginables y poder conocerlos de una manera personal fue hermoso. Uno nunca se imagina lo que hay en cada corazón y en cada historia.